23 de mayo de 2011

Estancia los Majaretas









El tiempo estaba totalmente congelado. La aguja marcaba siempre las cinco de la tarde, el sol nunca se encendía. La luna siempre oculta. Solo prevalecían las nubes grises amenazando con una fuerte tempestad que nunca llegaba.
Un cuerpo femenino totalmente a la deriva, sin pudor alguno destacándose por su desnudez entre todos ellos… Personas que miraban catatónicamente la nada misma, vestidos todos de blanco. Un blanco que resplandecía y la soledad que abundaba en cada uno de esos seres.
1er cuadro:
Perdida, agitada y muy asustada corre sin parar escapando de la nada misma y de algún hecho fantasmal que atormentaba su mente modificando la realidad actual. Era un parque enorme, de unas 2 Has repleto de majaretas y ella corriendo como salida de un sueño donde lo único que traía puesto era su almohada. Con eso intentaba cubrirse y abrigarse.
2do cuadro:
El mismo parque, repleto por los mismos malditos chiflados, algunos muy sedados y otros con un brote psicótico incontrolables capaces de arrasar las 2 has de parque.
Ella seguía desnuda pero calma y con su almohada, siempre a cuestas de un lado y del otro lado, estaba semipegada a la mano de un hombre mayor desconocido que también caminaba desnudo al igual que ella. Lucía una gran cantidad de rulos negros en todo su cuerpo con una panza que resaltaba como Buenos Aires en el mapa de Argentina. Él, demostraba afecto, cariño, a la vez miedo y paranoia. Ella, se mostraba indiferente y atenta a los chiflados que los rodeaba.
Mientras caminaban juntos por esos caminos frondosos y añejos, bajo el color otoñal que lo invadía, de repente fueron vistos por unos psicóticos sedientos de violencia y de inmediato un golpe en la cabeza les nubló la vista para luego caer perplejos en la inmensidad de la nada misma…

3er cuadro:
En el terrible algarabío de silencio, ella decide escapar. Ya se había acostumbrado a andar desnuda entre esa cantidad de maníacos idos… Era el horario de almuerzo supuestamente, todos sentados esperando que alguien tuviera la amabilidad de que le dieran de comer cuando nadie lo iba a hacer.
Ella totalmente distinta y acelerada, decide tomar un juego de sabanas, sacar fósforos de la cocina y prenderlas fuego para activar las alarmas y de esta forma poder escapar. ¿Escapar de quién? ¿De dónde? Pero lo único que logró fue llamar la atención para que entre 5 mujeres odiosas le introduzcan en su cuerpo algún lenitivo artificial llevándola nuevamente a desvanecerse... de nuevo en la nada…
4to cuadro:
Sin tener en cuenta el tiempo que estuvieron perdidos, se despertaron ambos en medio de una niebla que los invadía en la boscosa arboleda otoñal. Ella estaba cobijada en los brazos del señor desconocido, con la mirada fuerte y amenazante que la contenía asegurándose siempre que nadie estuviese alrededor.
Los “niños perdidos” que los atacaron estaban ya sin vida dispersos alrededor, cubiertos por una manta de hojas secas y coloradas.
Él no dejaba de contemplar la figura femenina que tenía en su regazo. Los dos sumergidos en un popurrí de morbo, amor, cariño, miedo, amenaza y dolor, sobre todo: dolor. Dolor que desemboco en un vacío eterno.

5to cuadro:
La hora de almuerzo ya había terminado. Supuso que estaban en la hora de la cena. Se despertó totalmente exaltada, con muchas ganas de gritar, ver algo roto y pegar, pero no tenía la fuerza suficiente para hacer al menos una de ellas. Se encontraba débil, con frío, desnuda y atada. La excusa: castigo por mal comportamiento. Algo que la enervaba peor aún.
Cuando se aseguraron de que ya estaba despierta una lluvia de agua helada baño su cuerpo y de la nada vió como su almohada de acerco violentamente a su rostro sin dejar un gramo de oxígeno por lo que al rato volvió a perderse en la inmensidad de la n....

6to cuadro:

De la nada se vio parada en alguna parte del gran parque, invadida sólo por neblina, nubes y arboles llorones. No habia ningun chiflado, ni mujeres con miradas tajantes, ni el panzón... nadie... ella sola y su almohada.
Se sentia irrumpida por una oleada de sentimientos que la dejaban tan desorientada como si estuviese en un laberinto sin salida.
Hizo dos pasos, miró hacia atrás, salió sorriendo y se tiró al vacío, disfrutando de cada segundo en caida libre. Libre como un ave cuando emprende vuelo por primera vez...

REM