31 de enero de 2011

Venganza Múltiple

Sangre asesina derramada
Rojo que alivia mi pesar.
Las tripas que me miran
y la sed que me acelera.


Agresivo sentimiento,
altivo, pasivo
tajante y vengativo.

Me miro, te miro.
El filo me acecha.
El algarabío me aturde
y el silencio que hace alarde.

La paciencia me impacienta
y la sed no se agota.
El dolor ya no me lastima.
Los recuerdos ya no los recuerdo.

El viento asienta el delito
y el tiempo me acerca a la pena.
El amor me despidió
y el silencio se desmoronó.

En un suspiro inhalado
la inocencia me arrebató.
Estaba completa:
rodeada de mariposas de luto.

La alegría me abandonó
y el mal me invadió.
Los colores le robaron encanto,
maldita suciedad.

Mas tarde, la felicidad me conoció,
la sonrisa me iluminó.
Pero luego el volvió.
Esta felicidad me abandonó
y la sonrisa nuevamente se derrumbó.



Autora: Romina Munafó

El hombre que yo Amo...

El hombre que yo amo, no debe tener manos fuertes ni cálidas, porque al tomarme  en sus brazos, me descompagina el disco rígido.
El hombre que yo amo, debe aparentar una mente cerrada y siendo algo cuidadosa, debo encontrar una mente abstracta al cuál yo pueda descifrar.
El hombre que yo amo, debe asemejarse a una especie sobrenatural, que vuela cada vez mas alto y no es fácil de atrapar.
El hombre que yo amo, debe descifrar que lo Amo.
El hombre que yo amo no debe tener nada de niño. Debe compartir mi cuarto sin luz después de haberme dejado sin medidor.
El hombre que yo amo, no sé si existe en algún punto de la gravedad, porque no tiene que se hombre para que sea capas de Amar. 


Autora: Romina Munafó