23 de enero de 2011

Desafío al destino





Agonizaba en su agonía. Tras un grito sordo, pedía auxilio, pero nadie lograba escucharla.
Entre ruegos y gemidos, renació una triste y solitaria fisonomía. Apareció como mandado por alguien. Era un ángel acompañado por gaviotas del más allá con una misión que cumplir.
La madre de la víctima le había advertido no meterse en ese callejón, que algo desafiante lo esperaba. 
Instinto maternal no valorado por el adolescente.
Caprichos, malgastos, vicios y ambición: eran su vida real. Ésta pobre víctima del fracaso vio cómo esa cara  mostraba su corazón que se congelaba de a poco. La víctima intentaba hacer contacto con algún objeto, pero era inútil, todo lo traspasaba como la sombra. Y allí es cuando el Ángel le dice: "Valora a tu madre tanto como a tu padre porque hay quienes no lo tienen. Valora tu hogar porque hay quienes duermen sobre un cartón en la calle. Cambia tus materiales por los sentimientos que intentan demostrar ellos. Cuida tu salud porque hay quienes padecen de ella. Escucha a tus superiores y usa sus palabras de guía, porque hay quienes siguen los pasos del silencio. Disfruta de la realidad porque hay quienes viven de sueños y fantasías. Goza de la claridad porque cuando te agarra la oscuridad no podrás escapar. Sal de tu hipnotice y disfruta de la vida que tanto te anhela".
Sin tener noción del tiempo, éste adolescente despertó en un Hospital. Abrió sus ojos y bajo la luminiscencia que lo rodeaba, no podía ver con claridad. Un resplandor lo invadió. Era la luz de un nuevo día.
Y el emblema mayor dice en su vida: "Gracias a la divinidad de ese huérfano crucial sin destino, que a más de uno le enseñó a volar".


Autora: Romina Munafó