Sangre asesina derramada
Rojo que alivia mi pesar.
Las tripas que me miran
y la sed que me acelera.
Agresivo sentimiento,
altivo, pasivo
tajante y vengativo.
Me miro, te miro.
El filo me acecha.
El algarabío me aturde
y el silencio que hace alarde.
La paciencia me impacienta
y la sed no se agota.
El dolor ya no me lastima.
Los recuerdos ya no los recuerdo.
El viento asienta el delito
y el tiempo me acerca a la pena.
El amor me despidió
y el silencio se desmoronó.
En un suspiro inhalado
la inocencia me arrebató.
Estaba completa:
rodeada de mariposas de luto.
La alegría me abandonó
y el mal me invadió.
Los colores le robaron encanto,
maldita suciedad.
Mas tarde, la felicidad me conoció,
la sonrisa me iluminó.
Pero luego el volvió.
Esta felicidad me abandonó
y la sonrisa nuevamente se derrumbó.
Autora: Romina Munafó