29 de junio de 2010

El Depredador...



La encontraron tirada sobre las hojas secas, rodeada de moscas. Su cadera mirando al cielo, su cabeza tiesa y totalmente girada en 360º , la mirada perdida como pidiendo auxilio, desnuda, con las rodillas muy lastimadas como si hubiera estado arrodillada o la hubieran arrastrado. Allí estaba, abandonada en el Bosque, único testigo clave y menos mal que sin ojos, porque el dolor provocado no tiene perdón de nadie.
Al lado de este cuerpo se encontraba otra víctima femenina sin identificación. Éstos, fueron enviados a Pericias.
Por lo que relataban los familiares de ésta última víctima, llamada Zelma de 26 años de edad, era extrovertida y muy divertida. La joven había sido brutalmente violada y extrangulada. El único vestigio que encontraron los médicos Forenses fue una mordida, la única esperanza de encontrar al culpable. También habían encontrado semen, pero ya era tarde como para determinar la procedencia. El primer cuerpo nunca fue identificado ya que estaba en un avanzado estado de descomposición.
A esas mordidas se le dio mucha importancia, era la única esperanza.
En menos de 48 horas, encontraron cuatro cadáveres más en el Parque Central. Era un asesino serial que veía a las mujeres como un objeto. Cuando se hizo a la luz que había un violador serial, todas las fuerzas especiales se pusieron en acción.
Encontraron 6 cuerpos más y accesorios femeninos. Pero nada que identifique al salvaje culpable de estos horrendos crímenes. Los Peritos determinaron que los últimos 6 cuerpos fueron asesinadas mucho antes que a Zelma. Estos casos fueron cerrados por falta de pruebas, como de costumbre. Pero alguien tiene que sobrevivir y delatarlo ... alguien...
La prensa comenzó a llamarlo el maníaco del Parque. Ésto ya era un problema social grave.
Como dije antes, alguien tenía que sobrevivir, y así fue. Una mujer de 23 Años muy bonita que trabajaba en un Local de ropa. Según su testimonio:”... un Moreno entró al Local , le ofreció su tarjeta invitándola a realizar una sesión de fotos y un desfile para una Agencia Multinacional. Ella, inocentemente accedió aunque le pareciera extraño. Fueron en moto a un lugar desconocido, un bosque. La hizo caminar, desfilar y agresivamente la abofeteó, la amarró y comenzó a violarla ferozmente. La atormento y la humilló. No hay palabras que demuestren semejante dolor. Terminó y la dejó, sin razón alguna. La dejó sola, en medio de la nada. Sacó fuerzas de donde pudo para escapar siguiendo la luna, que era su única referencia, hasta que encontró ayuda. Lo primero que hizo fue bañarse, se sentía muy sucia por dentro y por fuera. Grave error. Luego hizo la denuncia...” pero el depredador seguía salvándose, ya que no había pruebas físicas para delatarlo y encerrarlo. "Si no hay cuerpo, no hay crimen". Lo único que se sabía por los relatos de la sobreviviente es que se llamaba Miguel Ángel, él era el autor de todos estos homicidios y violaciones. Por más que la única sobreviviente lo delate, no era válido, ya que ella lo primero que hizo fue bañarse y no había evidencia comprobable de que fuera él, el culpable. Ahí, es cuando nos preguntamos, ¿dónde está la justicia? ¿Qué es la Justicia? ¿En qué se rige? ¿En normas y leyes no más? ¿Qué hay de la palabra de las víctimas? ¿Para qué existe la Criminología? O me van a decir que no se van a dar cuenta cuando una persona miente o actúa, más siendo menor y sin ningún fin de lucro.
Miguel Ángel era un excelente patinador. Se vio detenidamente el vídeo y encontraron en un video que era un profesional en patinaje y una sonrisa enorme ante la cámara. Coartada perfecta para acorralarlo. Se detuvieron en la sonrisa, sacaron una foto de su dentadura completa y al compararla con las mordidas de Zelma, dió justo en la clave. Mordió el anzuelo. Cayó.

Todo asesino en serie quiere reconocimiento, ser una estrella y así Miguel Ángel negó TODO delante de muchos periodistas.
Tras de 72 horas de interrogatorio, Miguel Ángel decide confesar. Confiesa tener pesadillas. Confiesa sentirse un animal con deseos de tener carne. Él decía que le hacía juicio a esas chicas, les determinaba sentencia por ir con él ( un desconocido). Las llamaba atorrantas. A él no le bastaba con matar, quería ver el terror impactado en sus caras y lo había logrado. En eso se basaba Miguel Ángel.

La policía lo llevó al Bosque para identificar el último cuerpo perdido. En esa búsqueda se vio claramente el perfil depredador, era un animal, chirriaba los dientes, su mandíbula se movía , transpiraba, era todo un animal en busca de carne humana y femenina.
Se lo determinó como una persona con trastornos sociales y de personalidad. Condenado a una pena de 121 años.
Hoy es Evangelio, pide Perdón y dice que esta arrepentido, pero este animal NO tiene cura. Queda en manos de Dios el alma de este hombre-animal, sólo él puede juzgarlo... mejor.... dejemosló ahí...


Autora: Romina Munafó