La enfermedad es la forma que tiene el cuerpo de demostrarnos que tenemos una idea falsa sobre nosotros mismos.
En el interior de cada uno de nosotros tenemos el centro de Sabiduría. Mi cuerpo es un reflejo de nuestros pensamientos. La cara y mis expresiones son el reflejo de mis pensamientos .
Mi diálogo interior si no es armonioso afecta a cada célula de mi cuerpo.
Lo que uno elije creer, se hace realidad y ésa es la realidad creada.
De pequeña viví creencias, de grande uno crea creencias y las experiencias están basadas en las creencias pasadas. Con lo único que me enfrento día a día es, con los pensamientos y ésto produce sentimientos irrevocables. Si cambio ciertos pensamientos, cambio ciertos sentimientos.
Los sentimientos de odio, culpa, venganza, ira, todos estos sentimientos nos lleva a la LOCURA.
Estos pensamientos destruyen mi cuerpo, mi mente, mi alma, como el cáncer.
Con ciertos pensamientos , la CULPA no la puedo disolver. No puedo salir del dolor y el autocastigo. No puedo salir de la rabia y el dolor provocado por un ajeno. El sentimiento de Amor que disuelva mi rabia, no lo encuentro. Equilibrio: no tengo. No puedo expresar ni mi Amor ni mi Desamor.
Dialogo conmigo misma, me encuentro en diferentes salas, con distintos sentimientos. No puedo manejarlo, no puedo liberarlo, lo único que encuentro es ser ermitaña. Me alivia y me da Paz. Me permite relajar mi frente, mejillas, lengua, cuero cabelludo, boca... ésta sensación se extiende por todo mi cuerpo y me hundo, me hundo en mi agonía. Hasta que por fin logro liberarme y por último, mi rostro: diáfano. Reflejo de que ya no hay pensamientos, no hay NADA.
Autora: Romina Munafó
